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Cohetes y política de tierra quemada: La sin razón Israelí de alcanzar la seguridad por medio de la violencia

Publicado: 2012-11-21

Por Clemente Rodríguez Urbina

La semana pasada, el mundo fue testigo una vez más de la extrema violencia que inauguraba un nuevo capitulo en la historia del conflicto palestino-israelí: Israel penetró Gaza para asesinar al líder del ala militar del movimiento integrista Hamas, Ahmed Jabari, en medio de una tregua a duras penas lograda entre el gobierno israelí y los islamistas palestinos. Al poco tiempo, ese asesinato selectivo escaló en una acción militar a gran escala que hasta el momento ha venido cobrando la vida de por lo menos un centenar de civiles palestinos y 3 civiles israelíes muertos debido a los cohetes lanzados de Gaza a Tel Aviv. Israel alega que mientras Hamas siga estando en control de Gaza, nunca se alcanzara la paz y por lo tanto, las acciones militares contra blancos en dicho territorio son validos como “medida preventiva”. Pero, ¿es cierto que estos ataques aéreos preventivos vayan a garantizar la seguridad israelí?

Según una monografía de think tank estadounidense RAND titulada "Hard Fighting: Israel in Lebanon and Gaza"[1], donde se analizan los operativos de Líbano de 2006 y Gaza de 2008 – 2009, las Fuerzas de Defensa Israelíes solo pudieron destruir desde el aire los cohetes medianos y grandes de Hezbolah. Esto debido a que los cohetes más pequeños del grupo libanés tenían una firma calórica comparativamente menor a la de cohetes de mediano o largo alcance y así mismo, estaban dispersados en un área geográfica más grande (JOHNSON: 2011, xxci-xxvii). Para neutralizar los cohetes más pequeños, los israelíes se dieron cuenta de que era necesario usar infantería, vehículos porta tropa y tanques; librando una guerra urbana, casa por casa para destruir los cohetes camuflados y protegidos en búnkeres de concreto. Ni los bombardeos ni el fosforo blanco mermaron la capacidad de Hezbolah de seguir lanzando esos cohetes más pequeños a territorio israelí. Según el reporte, Israel aprendió de la lección, pero continuó atacando de manera indiscriminada los barrios palestinos en 2009, causando más de 1000 víctimas. Por lo tanto, no pueden alegar que los ataques aéreos sean un medio efectivo para garantizar la seguridad de sus civiles con la finalidad de protegerlos de estos cohetes. Los bombardeos no sirven y mientras más muertos civiles cause el ejército israelí, Hamas se verá más fortalecido.

¿Cuál sería entonces el motivo de los israelíes para seguir empeñado en esta política de tierra quemada que solo genera más odio entre los huérfanos y la gente que ha perdido a sus familias y a sus hogares?[2] Pienso que el objetivo del gobierno es lograr la reelección a comienzos de 2013. Netanyahu y la gente de su administración necesitan mostrarse ante el público israelí como los únicos salvadores del estado judío, en un mar de países árabes cuyos gobiernos han sido reemplazados, en buena parte, por partidos islamistas que nunca han tenido buenas relaciones con Israel y que siempre han sido críticos de este y están poco conformes con su política interna y externa. Así mismo, los bombardeos tienen la ventaja de evitar bajas entre los soldados israelíes y que se les capturen como ocurrió con Gilad Shalit en 2006, lo cual sería contraproducente para las aspiraciones electorales de Netanyahu. Hamas podría usar la captura de soldados para ganar concesiones y terminar la guerra en sus términos, lo cual sería un desastre para el gobierno israelí. Entonces una ofensiva terrestre seria una opción bastante lejana.

No obstante, fomentar constantemente el miedo en buena parte del publico israelí y fomentar la idea de que los árabes detestan a los judíos por lo que representan (mas no por lo que hacen) ha sido una estrategia política de las elites israelíes casi desde su creación como un estado independiente. Israel ha sido tradicionalmente un estado militarista y expansionista y esa parte de su identidad es un componente central de su política interna, que difícilmente va a poder ser desechado. Si no se fomenta ese miedo constante y ese estado de sitio, difícilmente, el establishment creado por los ultra-ortodoxos y los políticos de extrema derecha podría sostenerse. En cierta forma, la situación de los israelíes se parece mucho a aquella de los habitantes de Oceanía de de la novela de Orwell titulada “1984”: Ese país estaba librando una guerra inacabable contra un enemigo del cual solo saben a través de los comunicados del partido. El enemigo contra el que pelean solo busca destruirlos y por ello cualquier sacrificio vale la pena con tal de alcanzar la victoria final. Una victoria que a la elite no le conviene que llegue nunca, porque forma la base de su poder político y su razón de ser. Paradójicamente, la búsqueda de seguridad absoluta de Israel solo esta creándoles más enemigos en vez de resolver sus problemas de seguridad, pero beneficia a sus políticos.

[1] http://www.rand.org/content/dam/rand/pubs/monographs/2011/RAND_MG1085.pdf

[2] http://www.youtube.com/watch?v=NyeUdn-z6yU


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